sábado, 3 de diciembre de 2011

EL MOMENTO ES HOY. TU MOMENTO LLEGÓ



LA SINCRONICIDAD NOS UNE EN LA LUZ Y AMOR INCONDICIONAL.

EN ESTE REENCUENTRO JUSTO A LA HORA DEL DESTINO.

CREER ES CREAR.

ENERGÍA ACTIVA.

HOY.

BASTA DE VIVIR DE SUEÑOS, LO IMPORTANTE ES CONCRETARLOS HOY, AHORA, YA MISMO.

FOCALIZATE EN TUS SUEÑOS HASTA LOGRARLOS, NO SEAS VOS QUIEN COLOQUE PALOS EN LA RUEDA.

VAMOS QUE SE PUEDE!!!

domingo, 19 de junio de 2011

CARTA PARA PAPÁ EN SU DÍA







Hoy es otro DÍA DEL PADRE sin mi padre, a lo largo de mi vida ese ha sido mi común denominador y cada fecha especial es cuando lo recuerdo con mayor fuerza, en especial aquellos momentos que quedaron grabados en mi mente, en mi corazón, en mi alma; si hubo más, no lo puedo traer al presente.

Viene a mi memoria que, cuando estaba chica, siempre veía a las familias con sus papás y me preguntaba cómo hubiera sido estar con mi papá ya más grande, disfrutando su día, bailar el vals de los 15, enseñarme a manejar con esa paciencia que lo caracterizaba, irme a buscar a las fiestas, laburar con él, entregarme en el altar…. Nada de eso pude disfrutar porque estaba escrita su temprana partida dejando un gran vacío en nuestras vidas.
Lo único que más puedo recordar con fuerza son aquellos días de sol y playa en que salíamos muy temprano en nuestra camioneta azul. Algo que mi padre disfrutaba muchísimo, y nosotros también, era que mi madre, sentada a su lado, fuera preparando los sanguchitos de jamón y queso en pan lactal. Me gustaba mucho ir detrás de él, me encantaba abrazarlo mientras manejaba y poner mi cara en su hombro, desde donde podía mirar con total tranquilidad aquella ruta sabiendo que íbamos por el camino correcto y con él estábamos seguros… visión de la vida que me hubiese gustado recibir también de él.

Otro hermoso momento que recuerdo es cuando iba con mi padre a los ensayos de la Sinfónica (tocaba violín) para la presentación de una obra infantil que en ese momento se estaba dando. Mientras mi padre caminaba hacia el escenario, busqué un lugar, el mejor, aquel desde donde pudiera apreciar todo con claridad; cuando de pronto pidieron silencio. Ya sentada en mi asiento y apoyando la cabeza en el asiento de adelante, no perdía de vista a ese hombre maravilloso, mirándolo embelesada, como sólo se mira al enamorado, con ese brillo en los ojos e ilusión de poder decir: ¡¡¡ESE ES MI PAPÁ!!! Qué orgullosa me sentía y siento de ser su hija.

La música siempre estuvo presente en mi vida, por eso me encantaba subir despacito al ático y quedarme unos escalones abajo para que no se percataran que yo estaba ahí. Me fascinaba ver a mi padre en el altillo con mi mamá, que siempre lo apoyaba y acompañaba en todo, se complementaban súper bien. Aquél día, él estaba con sus partituras componiendo música en el órgano, ella sentada muy juntita como quinceañera tarareando la melodía; era hermoso verlos así, fue entonces que comencé a apreciar esa imagen que quedaría grabada en mi mente, como quien enmarca una foto para el recuerdo… había una ventana redonda delante de ellos por donde entraba la luz del sol, cuando justo en ese momento sus miradas se cruzaron, sus rostros quedaron frente a frente y la habitación se llenó de luz por completo con ese brillo que había en sus ojos, esa cómplice sonrisa y los rostros iluminados por ese gran amor que entre ellos siempre existió.

Mi padre siempre fue un hombre protector, por eso la anécdota más jocosa que recuerdo de él fue durante un terremoto. No recuerdo exactamente la hora que era, pero si de día, de pronto comenzó a moverse todo y salimos caminando rápido de casa. Atravesamos el jardín y cuando llegamos a la puerta principal de la calle, imagen perfecta en mi memoria, mi padre me tenía en brazos y al preguntarle: Papi ¿qué pasó? Él me respondió con mucho amor y tranquilidad: “Hijita no te asustes, lo que pasa es que un señor muy pero muy gordo se cayó de la silla y por eso se movió el piso”, ¡¡cómo no sentirme tranquila con esas palabras!! además estaba en brazos de papá… ¡¡mi héroe, mi salvador!!

Esas palabras hacen que venga a mi memoria un día que fue a verme al cole, no recuerdo para qué, estábamos en recreo y yo estaba fascinada conversando con él, mi padre en el estacionamiento y yo dentro del aula; cuando en eso un temblor fuerte comenzó y persistía, la reacción inmediata de mi papá fue que me medio cuerpo entró (medía casi 2mts) y sin dudarlo me alzó y me sacó por la ventana; partimos de inmediato en el auto del abuelo, pero no podía manejar del temblor tan fuerte, gracias a Dios no hubo consecuencias. No les puedo explicar la emoción que sentí al “escapar” de esa manera con mi padre. Me pareció de película.

Por eso disfrutaba muchísimo los momentos en que estábamos los cuatro juntos, hacíamos equipo, obvio mi papá y yo siempre juntos, hacíamos excelente equipo y lo mejor era que ¡¡siempre ganábamos!! Algunas veces con pequeñas trampas que nos hacía reir por la picardía del momento en que mi mamá colaboraba. Fue una época hermosa, de disfrute total todos juntos, momento en que mis padres se daban tiempo para jugar jaxes, monopolio o chinchón.

Aunque traviesa, siempre fui aplicada y hasta ahora me encanta estudiar. Por aquella época, mientras que todos estaban tristes por que terminaban las vacaciones, yo estaba feliz de la vida pues las clases comenzarían, me fascinaba ir a la librería y comprar mi lista de útiles. Quizás porque en el fondo de mi ser, en mi subconsciente tengo guardado la época escolar con mi padre y eso me llenaba de felicidad. Como cuando nos sentamos en la mesa para forrar mis nuevos libros de inglés que me habían pedido en el cole. Todavía tengo esa imagen, mi padre y yo sentados lado a lado, él forrando los libros, yo ayudándolo y cuando terminamos de forrar el primer libro mi mamá salía de la cocina con una bandeja, al terminar la merienda mi papá me dijo: “mañana continuamos”, tenía que regresar a laburar… pero ese mañana nunca llegó, él falleció aquella noche, pero no nos enteramos sino hasta muchos días después, ya que mi madre quería que lo recordáramos como aquella noche que se despidió antes de irse a trabajar.

Sin embargo, yo recuerdo todo perfectamente, me vi cruzando la avenida de la mano de alguien y pude describirle a mi madre cada detalle del camino hasta llegar donde yacía aquel hombre maravilloso, mi primer y gran amor, mi héroe… será posible que aquel amor de padre e hija que nos unió me hizo llegar hacia él porque no cabía en nuestros corazones, en nuestras almas separarnos sin despedirnos?? Sueño o realidad?? Es algo que nunca sabré, para mi madre no podía ser realidad, pero es posible que a tan corta edad pueda tener un sueño tan detallista? Porque mi madre quedó asombrada cuando le dije dónde estaba ella, qué tenía puesto y cómo habían arreglado a mi padre… Quedará en el misterio del amor y el universo, en ese punto donde se encontraron padre e hija para darse el último adiós.

Besos volados al cielo para vos mi querido viejo!!! Te amo y seguiré amando de aquí al infinito por el resto de mis días.

domingo, 17 de abril de 2011

MIS INICIOS



Los inicios de Alma Tuchfeldt fue por allá en los años 80's cuando le gustaba soñar con esas historias de amor de sus padres que cada noche su madre le contaba, y ella muy interesada escuchaba atentamente y empezaba a alucinar con el "hombre perfecto". Fue entonces que agarró un cuaderno donde comenzaría a escribir una serie de poemas que nunca nadie leyó, tan sólo ella y su madre y que luego, con el tiempo, se perdería por algún lado o quizás es tan sólo la leyenda de una soñadora.

Para comenzar a escribir, era necesario un nombre, pero no le agradaba el suyo, tenía que ser algo hermoso, que transmitiera todo ese sentimiento que llevaba dentro y quería compartir con los demás, pero era tímida, muy tímida y con mayor razón necesitaba un nombre. Fue entonces que se le ocurrió utilizar su segundo nombre: ALMA, era perfecto, pues ella escribía desde el corazón, con el alma en la mano para conectarse con Dios y con el mundo... pero "Alma qué?" se preguntó, el apellido tampoco iba, muy común, tenia que ser algo que pudiera diferenciarse y entonces no tuvo mejor idea que utilizar el apellido de su abuela paterna, pues el lado artístico viene por el lado del padre "el hombre perfecto" a quien lo sigue uniendo un gran amor que atravesó los días, los meses, los años y ya se encuentra en otro siglo y sigue tan intacto como el primer día que la cargara en sus brazos, cuando llegó a este mundo, alumbrando con su sonrisa como ese sol cada mañana al amanecer.

Los años pasaron y dejó de escribir por sus responsabilidades tempranas, pero cada vez que podía lo utilizaba como medio para seguir soñando y no había mejor cosa que perderse un momento, un instante, un minuto, viendo el sunset desde algún lugar de miraflores, donde, sentada con los pies en el aire, cerraba los ojos y podía sentir la brisa del mar en su rostro, oler el mar, escuchar el canto de las aves... dejando volar su imaginación en ese punto donde nos podemos conectar con Dios para recobrar energías y continuar viviendo.

Soñar, es algo tan hermoso soñar, pero como un paréntesis necesario en la vida diaria, desconectarse del mundo por un momento para luego continuar, pareciera que fuese una locura, pero cuerda al fin y al cabo.

Esa es la finalidad de que hoy renazca Alma Tuchfeldt, tener un punto de encuentro virtual donde conectarnos con nuestro mundo interior para seguir en el día a día. Para que tu viaje interior pueda iniciar más rápido, he seleccionado música especialmente para tí, de esta manera vas a ingresar más rápido hacia mi mundo, donde te estaré esperando siempre con algo nuevo que pueda servirte como un paréntesis en tu vida.

Espero contar contigo en esta nueva travesía donde nos encontraremos tú y yo.
Un fuerte abrazo a la distancia.
Alma Tuchfeldt.